pequeña historia veraniega de un viaje a portugal

pequeña historia veraniega de dos noches en portugal

domingo 29.07.2018

nos hemos levantado más tarde de lo que habíamos planeado porque anoche llegamos sobre las tres y media am de Alosno del festival de fandangos en el que cantó El Cabrero.
después de desayunar compramos agua y fruta y salimos desde Huelva con dirección Armaçao de Pera.
lo poco que he visto en internet de este sitio parece bastante bonito, es la tercera vez que voy a Portugal y me cuesta creer que haya algún sitio del Algarve que no sea bonito.


llegamos a un camping y reservamos al momento nuestra parcela para la tienda.
hemos traído un colchón que compramos ayer sábado en decathlon y vamos a tener que inflarlo a pulmón.
el camping es este, bastante grande, con zonas de sombra, baños repartidos, piscina y restaurante a los que no fuimos ni falta nos hizo.
importante llevar martillo para fijar la tienda porque el suelo es duro. un amable vecino se acercó y nos prestó el suyo, al día siguiente vimos cómo hacía lo mismo con otra pareja recién llegada.

terminamos de montar la tienda rapidito y nos vamos a comer.
juan quiere sardinas pero acaba comiendo otro pescado y yo un arroz rosa.
compartimos un queso de la zona muy rico pero se me olvidó el nombre segundos después de leerlo en la carta. el sitio es este pero no sé si volvería a ir, aunque es una buena opción para vegetarianos.


se nos han olvidado traer las toallas de playa así que compramos una en el primer bazar que encontramos. elegimos una muy suave donde aparece un mapilla de portugal. no es muy grande pero la usamos los dos.

no le damos tiempo a la digestión y nos metemos en el agua congelada. es casi imposible nadar o mear siquiera de lo fría que está el agua del mar. entrar y salir, secarse, entrar y salir. hace poco juan estuvo leyendo un artículo que decía que nuestro cuerpo nunca se acostumbrará al agua fría por lo que es bueno darse duchas de agua fría para salir diariamente de nuestra zona de confort.

(la innegable foto real que puedes hacerte en la playa, con los ojos achinados por el sol)

nuestras vistas no sólo dan al mar, sino también a una niña que se ha metido bajo su toalla para que el sol no le impida ver la pantalla de su móvil. un hombre vende unos dulces portugueses que no conocía, las bolas de berlim, como una especie de donut relleno de crema y lleno de azúcar. insisto a juan de comprar uno para merendar.


por la tarde-noche damos una vuelta por el "centro". el ambiente y los turistas han aumentado llenando los locales y las tiendas. después de pillar wifi gratis por la calle vamos en dirección a una pizzería que habíamos fichado por la mañana, justo al lado del sitio en el que almorzamos. aquí volvería a ir seguro. juan es experto en pizzas y se fija en las burbujas de la masa para valorar su calidad. se llama Ristorante Pizzeria Piccolino.


juan también dice que para saber si un italiano es bueno, en su carta de pizzas no sólo debe tener la margarita sino también la marinara que lleva tomate y ajo. él se pidió una marinara con anchoas y yo una cuatro quesos cómo no.

de vuelta al camping pasó esto:
- entramos en una tienda de decoración y compramos un pañuelo lleno de posturas de yoga saludo al sol y decidimos que quedará bien en la pared de la habitación
- entramos en una venta-exposición de artículos artesanos donde nada nos llama especialmente la atención
- me tomo un helado de boniato por primera vez en mi vida pero decepción porque sabía a tarta de zanahoria

- vemos la luna llena, y tengo que decir que las lunas más grandes, amarillas y espléndidas son las que he visto en portugal
- pasamos rápido por una pequeña feria de cacharritos que tienen montada y pienso en grabar alguna historia allí
- llegando al camping escuchamos a un hombre cantando baladas románticas y vemos a parejas bailando. a juan le da verguenza y a mi me da pena irnos sin bailar pero lo entiendo y le digo que más vale que hagamos eso con 80 años

lunes 30.07.2018

íbamos a desayunar fruta pero hemos acabado mmm así:
es que en esta cafetería tienen una oferta de espresso+dulce por 1,20 € creo que era y estaba todo muy rico pero demasiado dulce para ser poco más de las nueve de la mañana.

vamos en coche hasta Praia da Marinha y el hombre del aparcamiento nos dice sonriente que aprovechemos las vacaciones. ya estuvimos en esta playa hace dos veranos, para mí es de las más bonitas del Algarve aunque tengo que reconocer con cierta tristeza que la primera vez las vistas fueron más especiales. hacemos una ruta bastante guay aunque no tanto a pleno sol desde praia da marinha pasando por Benagil y llegando hasta Praia do Carvalho.


(éstas fotos no le hacen mucha justicia a la playa, pero así mejor si vas a verla en persona)

en Benagil nadamos hasta la cueva. puedes ir o bien pagando treinta y tantos euros por ir en barco con mucha más gente y sin poder bajarte del mismo, o bien ir nadando desde la playa hasta allí que son como tres minutos solamente. ya lo hicimos el año pasado con colchoneta pero éste ha sido sin nada, bueno con unas gafas baratas de buceo que de poco sirvieron porque no se veía nada. se puede ir nadando perfectamente sin colchoneta y sin nada, el caso es que el agua está muy muy fría (tan fría que de verdad que me estaba haciendo pis y era imposible) pero recomiendo esta experiencia.
(ésta es la cueva de benagil vista desde arriba)

para acceder a Carvalho hay que bajar por una especie de túnel con unas escaleras estrechas. el agua está... fría, tachán! hay una zona en la que la gente salta y se tira al agua. he visto tirarse a niñas, adolescentes, adultos y casi ancianos. un grupillo de personas está de pie junto a la orilla viendo el espectáculo y aplaudiendo. hay gente que repite.

(la foto más torpe romántica del mundo)

volvemos a Marinha, la playa más larga de las tres. vamos a refrescarnos al agua cuando nos topamos en la orilla con una pareja que nos había preguntado en Benagil cómo acceder a la cueva. hay mucha gente en la playa y han pasado un par de horas quizás y nos encontramos a la misma pareja de nuevo... curioso.


no nos hemos echado crema y me he quemado.
juan también un poco pero él se pondrá moreno y yo no.


un barco pirata navegando por allí

nos duchamos en el camping, vamos a un supermercado para comprar una lata de cerveza SuperBock y otra Sagres y un paquete de patatas fritas y nos tomamos esto en un banco del paseo marítimo.

estamos un poco reventados, damos una vuelta, cenamos en una creperia fallida, pillamos wifi...
buscamos un regalo para mi madre sin éxito.

(la selfie más decente que te puedes hacer dentro de una tienda de campaña)

martes 31.07.2018

al día siguiente fuimos a Loulé y acabamos en Isla Cristina y por la noche viendo al Cigala en las Colombinas de Huelva. pero eso ya es otra historia.

agosto.

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